Nos encontramos sin buscarnos, como quien tropieza con un destino que ya estaba escrito en el cielo. Barranquilla fue la pista donde aterrizamos sin planearlo, coincidimos sin aviso y desde entonces, despegamos juntos.
Él, con alas de piloto, ella, con palabras que defienden sueños y justicia, ambos, con el alma lista para volar. El amor nos tomó por sorpresa y nos enseñó a navegar tormentas y cielos despejados. Desde ese primer cruce de miradas, comenzamos a escribir una historia llena de propósito, aprendizajes y un amor profundo que crece con cada día.
Fruto de este vuelo compartido nació Emmanuel, nuestra luz y risa constante, el motor que impulsa nuestras alas y da sentido a cada paso. Hoy, con el corazón agradecido y los sueños alineados, queremos unir nuestras vidas y recibir la bendición de Dios, rodeados de quienes han sido testigos de este amor que no deja de elevarse.
Tú eres parte de este vuelo, y queremos que estés con nosotros en este día que marca un nuevo cielo por conquistar.