Hace 11 años que comenzó esta historia, sin imaginar que estaríamos por vivir una de las
mejores etapas de nuestras vidas.
Para aquel tiempo, como cualquier joven, explorábamos la vida universitaria, viviamos el sueño
del primer carro, las famosas salidas al cine, con toda la emoción y pasión que nos dejaban esos
días.
Como una tarde cualquiera coincidimos en un turno de trabajo, que si usted tiene el privilegio
de leer estas líneas un solo nombre sonará en su mente, ¡Valera! Empleo que jamás
olvidaremos.
Allí en Condado, junto al salitre del mar, tardes hermosas llenas de turistas o noches donde los
visitantes hacian lucir sus autos de lujo y vistiendo sus mejores prendas.
Se encontraba un Kenneth flaquito, callado, con peinado de Cockatiel. Mientras que, en el
podio, Itshelle toda una experta y mandona reportando los acontecimientos al jefe. Podemos
imaginar quien inició la conversación. De un “hola”, ¿Cómo te llamas?, seguido de ¿estudias?,
¿Y Dónde? Ahí fue, una coincidencia. Descubrimos que compartíamos nuestra “alma mater”
incluyendo carrera y concentración. Todos unos investigadores forenses.
Pasaron los días, turno tras turno, compartíamos bromas y risas, creando una amistad
verdadera, inspirada en largas horas de conversaciones y consejos.
Como anécdota uno le enseñaba a guiar “standard” al otro siendo esta la razón de la inmortal
Mini Cooper y el otro complacía con comida asiática del mejor restaurante para nosotros en ese
entonces.
Nos hicimos testigos de nuestros propios logros sin notarlo. El tiempo pasó, siempre en
contacto, ya algo más maduros. Nos marcó o deberíamos decir nos enamoró El Huracán María.
Una salida entre amistades llenas de ideas conspiratorias nos colocó en el “spot” lo que fue la
Noche de la Verdad. Salida que trajo curiosidad, nos dejó con interrogativas y observaciones
con puntos a favor.
En el pensamiento Kenneth sonaba “como un muchacho serio, amable, respetuoso, de valores,
de gran paciencia, detallista y sobre todo trabajador ¿Por qué no?”. Por otro lado “Itshelle es
bonita, es mi mejor amiga, muy madura y divertida, a pesar de que entendía no ser de la “liga”
fue también un ¿y por qué no?”.
Resultó ser que la Liga era de las Grandes y aquí vamos… desde entonces haciendo nuestro
noviazgo uno memorable, de muchas experiencias, muchos viajes juntos, de metas en común,
crecimiento y aprendizaje.
Esa fue la noche que dictó el que estemos aquí contándoles nuestra historia. Historia de la que
son parte. Desde los mejores recuerdos de estos futuros esposos.