14 de agosto de 2019
Nunca imaginamos que ese día marcaría el inicio de nuestra historia. Fue un encuentro casual, lleno de conversaciones espontáneas, bromas y anécdotas que, sin saberlo, sembraron las primeras semillas de algo especial. Lo que parecía una simple amistad escondía un amor que llegaría en el momento menos esperado para cambiar nuestras vidas.
El reencuentro
Pasaron los meses, y el destino, en su insistencia, nos volvió a reunir. Nerviosos y emocionados, decidimos dar el paso y tener nuestra primera cita. Ese día lo cambió todo: las charlas se volvieron profundas, las miradas más intensas, y sin darnos cuenta, estábamos cayendo, lenta pero inevitablemente, en el amor. Fue en esos momentos compartidos, llenos de risas y confesiones, donde comenzamos a construir nuestra propia historia.
Caminando juntos
Decidimos avanzar sin prisas. Caminábamos juntos, despacio, pero con pasos firmes, sabiendo que el amor verdadero no se apresura, sino que se cuida con paciencia y dedicación. Cada decisión que tomábamos estaba llena de confianza, nuestras conversaciones siempre eran sinceras, y las promesas que nos hacíamos tenían un peso real, duradero.
Creciendo en el amor y en la fe
Mientras nuestro amor florecía, también lo hacía nuestra fe. Porque, ¿qué es el amor sino una oportunidad para crecer en Cristo? Este vínculo no solo nos unió como pareja, sino que nos acercó más a Jehová. Poco a poco, fuimos consolidando la certeza de que nuestra relación seguía el camino correcto, aquel que nos lleva a Jesús.
El gran momento
Cinco años pasaron entre risas, aventuras, y la construcción de un amor sólido. En ese tiempo, las conversaciones sobre el futuro comenzaron a surgir, a veces como bromas, otras como sueños compartidos. Hasta que, un día, Alejandro reunió el valor necesario y me hizo la gran pregunta. Sin titubear, Britha dijo que sí y un millón de veces SÍ.
Un nuevo capítulo
Y aquí estamos ahora, listos para dar el siguiente paso con la bendición de Jehová. Lo que empezó como una conexión inesperada se ha convertido en un compromiso eterno. Nuestro amor seguirá creciendo, fortalecido por la fe, lleno de alegría y sueños que construiremos juntos. Este no es el final, sino el inicio de un nuevo capítulo en nuestra historia.
Continuará...