Ojalá pudiéramos contarte de una forma muy romántica cómo nos conocimos. Tal vez en un ascensor o incluso en una cafetería.
Para nuestra sorpresa, encontramos el amor en el lugar que nunca creímos posible... Hinge.
Habéis oído bien, amigos. No borréis todavía vuestra aplicación de citas porque somos una historia de esperanza.
En medio de hombres raros con peces en sus fotos y chicas que claramente no sabían lo que significaba querer una relación, nos encontramos el uno al otro.
El primer día que nos conocimos supimos que había algo diferente, tanto que pasamos dos semanas seguidas saliendo el uno con el otro (y mucho dinero de Adrian)
y desde esas dos primeras semanas ya sentíamos que estábamos hechos el uno para el otro. No había ninguna confusión ni duda al respecto. Poco después empezamos a hablar de casarnos, por lo bien que nos sentíamos el uno con el otro.
Desde entonces no sólo pasamos casi todos los días juntos, sino que, por si fuera poco, para 6 mese trabajamos juntos en su negocio familiar.
Uno pensaría que estaríamos cansados de vernos después de 30 horas semanales de trabajo, pero incluso los días que no trabajábamos no queríamos estar en otro sitio que no fuera con el otro.
Era justo que selláramos el acuerdo oficialmente, y si volvemos al presente, ahí es donde estamos ahora y la razón por la que estás leyendo esto hoy.
Amarnos el uno al otro ha sido la experiencia más gratificante y no podemos esperar para seguir creciendo nuestro amor el uno por el otro y tener a nuestros amigos y familiares a lo largo del viaje.