“What God has joined together, let no one separate.” “Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.” — Marcos 10:9
“What God has joined together, let no one separate.” “Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.” — Marcos 10:9
We didn’t just fall in love — we grew into it, starting as two teenagers in high school who had no idea the journey God was about to take us on. Over the past six years, we've walked through seasons that challenged us, shaped us, and strengthened our bond in ways only God could have orchestrated. From struggling with finances to chasing bold career goals, and navigating opposition from people and even family — we've battled through it all, side by side. We’ve had moments where the weight of the world felt like it was against us… but we never gave up on each other. Through every trial, we leaned not on our own understanding, but fully on Jesus Christ. It was in Him that we found our anchor — and it’s by His grace that we overcame every storm. What we have today wasn’t handed to us. We built it brick by brick — with prayer, tears, laughter, and relentless support for one another. We understand each other in a way no one else can. We’ve fought for this love. And now, we get to seal it in front of God and everyone we love.
This is more than a wedding — it’s the beginning of a new chapter in a story that’s already been full of miracles.
Nuestra amor comenzo como dos adolescentes en la preparatoria que no tenían idea del viaje que Dios nos estaba preparando. Durante los últimos seis años, hemos atravesado etapas que nos desafiaron, nos moldearon y fortalecieron nuestro vínculo de maneras que solo Dios podría haber orquestado. Desde dificultades financieras hasta la búsqueda de metas profesionales audaces y la oposición de personas e incluso familiares, lo hemos superado todo, codo con codo. Hemos tenido momentos en los que el peso del mundo parecía estar en nuestra contra... pero nunca nos dimos por vencidos. En cada prueba, nos apoyamos no en nuestro propio entendimiento, sino plenamente en Jesucristo. Fue en Él donde encontramos nuestro ancla, y es por Su gracia que superamos cada tormenta. Lo que tenemos hoy no nos fue dado. Lo construimos ladrillo a ladrillo, con oración, lágrimas, risas y un apoyo incansable el uno al otro. Nos entendemos como nadie más puede. Hemos luchado por este amor. Y ahora, podemos sellarlo delante de Dios y de todos nuestros seres queridos.
Esto es más que una boda: es el comienzo de un nuevo capítulo en una historia que ya ha estado llena de milagros.