I always knew he was the one. I prayed for him long before I met him, even writing a letter to God describing the kind of man I hoped for. A few days later, at just 15 years old, I had a dream about getting married. I couldn’t see the groom’s face, and I didn’t recognize anyone at the wedding—but I never forgot that dream.

When I met Joshua, it was during a season where I was renewing my faith in God. As I got to know him, I kept praying, asking God why I was falling in love with someone who felt so different, so special. And God answered—He revealed that Joshua was the one I had been praying for.

A couple of months later after getting to know him, I had that same dream again—but this time, everything was clear. I saw his face. It was Joshua all along.

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Siempre supe que él era el indicado. Oré por él mucho antes de conocerlo, incluso le escribí una carta a Dios describiendo el tipo de hombre que deseaba. Unos días después, a los 15 años, tuve un sueño en el que me estaba casando. No podía ver el rostro del novio, ni reconocía a las personas que estaban allí, pero nunca olvidé ese sueño.

Cuando conocí a Joshua, fue en una etapa en la que estaba renovando mi fe en Dios. Mientras más lo conocía, más oraba, pidiéndole a Dios que me ayudara a entender por qué me estaba enamorando de alguien tan diferente. Y Dios me respondió—me reveló que Joshua era aquel por quien tanto había orado.

Unos meses después de haberlo conocido, volví a tener ese mismo sueño, pero esta vez todo era claro. Vi su rostro. Era Joshua desde el principio.