Our love story is a testament to our diverse backgrounds and shared passions. Nicole, originally from the Dominican Republic, brought with her a warmth and zest for life that was infectious. Arriving in America five years ago, she embraced new opportunities with courage and determination. Ryan, born and raised in Ohio, embodied the Midwestern lifestyle and a love for community that defined his upbringing. Our paths converged at church, where we met at a Young Adult Final Friday. Ryan went and talked to Nicole the first time he saw her, but she will claim he never did.


Our first date was a blend of adrenaline and laughter, as we raced each other around a go-kart track and attempted to aim at axe throwing. It is a perfect reflection of our adventurous spirits and our ability to find joy in each other's company. As the relationship blossomed, we discovered a shared love for exploring new cuisines whether it was trying authentic Dominican dishes or savoring new restaurants. We also picked up pickle ball, which we absolutely love, and single-handedly turned our entire Young Adult ministry onto playing it.


This year held a special significance for us as we prayed and sought the Lord about our future together. In what can only be described as the Spirit speaking to us, we were both astonished to discover that we had independently felt the Lord say that October 26th was the day we should be married. We believe in God's guiding hand throughout our journey. This affirmation deepened our bond to each other and God, and strengthened our faith to build a life grounded in faith and love.


As we eagerly anticipate our wedding day, we continue to cherish each moment, knowing that our love story was not just about our shared experiences, but also about the faith that anchored our hearts together. We look forward to embracing the future with faith, hope, and love knowing that our love is a testament to the beauty of different cultures and one faith coming together in harmony.


-ESPAÑOL


Nuestra historia de amor es un testimonio de nuestras diversas culturas y pasiones compartidas. Nicole, originaria de la República Dominicana, trajo consigo una calidez y un entusiasmo por la vida que resultaban contagiosos. Al llegar a América hace cinco años, abrazó nuevas oportunidades con valentía y determinación. Ryan, nacido y criado en Ohio, encarnó el estilo de vida del Medio Oeste y un amor por la comunidad que definió su crianza. Nuestros caminos se cruzaron en la iglesia, donde nos conocimos en un grupo de jóvenes De la Iglesia . Ryan fue y habló con Nicole la primera vez que la vio, pero ella dirá que él nunca lo hizo.


Nuestra primera cita fue una combinación de adrenalina y risas, mientras nos competíamos en una pista de go-karts y intentábamos lanzar hachas. Es un reflejo perfecto de nuestros espíritus aventureros y nuestra capacidad para encontrar alegría en la compañía del otro. A medida que la relación floreció, descubrimos un amor compartido por explorar nuevas cocinas, ya fuera probando platos auténticos dominicanos o saboreando nuevos restaurantes. También empezamos a jugar pickleball, que nos encanta, y que logramos introducir a toda nuestra ministerio de jóvenes.


Este año tuvo un significado especial para nosotros mientras orábamos y buscábamos al Señor sobre nuestro futuro juntos. En lo que solo se puede describir como la voz del Espíritu hablándonos, ambos nos sorprendimos al descubrir que habíamos sentido independientemente que el Señor nos decía que el 26 de octubre era el día en que debíamos casarnos. Creemos en la mano guía de Dios a lo largo de nuestro viaje. Esta afirmación profundizó nuestro vínculo entre nosotros y con Dios, y fortaleció nuestra fe para construir una vida fundamentada en la fe y el amor.


A medida que anticipamos con entusiasmo nuestro día de bodas, seguimos valorando cada momento, sabiendo que nuestra historia de amor no se trata solo de nuestras experiencias compartidas, sino también de la fe que unió nuestros corazones. Esperamos con ansias abrazar el futuro con fe, esperanza y amor, sabiendo que nuestro amor es un testimonio de la belleza de diferentes culturas y una fe que se une en armonía.