En el 2018, antes de que nuestra aventura universitaria siquiera comenzara, los dos terminamos en Salt Camp, un campamento para los nuevos estudiantes de Texas A&M University en Galveston, diseñado para hacer amigos y empezar con el pie derecho antes de las clases.

La primera vez que vi a Isaac fue en la pista de baile del campamento (sí, sé que les cuesta imaginarlo jaja)… o al menos, ahí fue donde intenté conocerlo. Pero él no me habló. Ni siquiera me volteó a ver. Obviamente, le conté a mi nueva amiga Bri sobre este tipo que parecía no tener el más mínimo interés en mí. ¿Su respuesta? “Tú estás demasiado bien para él.”

Unos meses después, ahí estaba él… sentado en mi clase de Ciencia Política. Y sí, todavía sin hablarme.

Pasaron algunas semanas más, y una noche salí con mis amigas (otra imagen difícil de imaginar, pero es real) cuando lo volví a ver. Ese es el chavo que no me habla. Lo dije mitad en broma, mitad frustrada.

Y entonces el destino (o más bien, el interés de su amigo en una de mis amigas) me dio la oportunidad perfecta. Su amigo pidió el Snapchat de mi amiga y, a cambio, yo pedí el de su amigo Isaac. Ese fue mi momento.

Le mandé mensaje: "Oye, estaría chido que algún día saliéramos."

Y de ahí… el resto es historia.